Han pasado un montón de años desde la última vez que estuve en esta zona muy próxima a la aldea donde nací. Cuando aquello mi sensor era un rollo de Kodachrome 64 con el que había que pelearse con sus 5 EV de rango dinámico. Entonces para tener una atmósfera guapa con esta composición no quedaba más remedio que elegir días totalmente nublados y a poder ser con niebla. Y sobre todo atinar muy bien con el fotómetro, en estos casos el conocimiento de la respuesta de la película era fundamental. Hace unos días me acordé de este rincón tan bello que en nada ha cambiado. La diferencia es que en esta ocasión, aunque lucía el sol, el «liveview» junto con el histograma superpuesto eliminó cualquier duda sobre que exposición elegir. En realidad, prodrìa haber borrado de la mente toda mi experiencia fotográfica pasada y seguiría obteniendo el mismo resultado. Ventajas de la evolución tecnológica.
Os aconsejo pinchar sobre la foto para verla a mayor resolución en otra pestaña y después F11 si queréis verla a pantalla completa.
Canon 5DIII, Canon 24-70 f4L, ISO 100, CPL. Procesado en Lightroom
