Una tarde para recordar disfrutando del enorme ruido originado por el movimiento del oleaje al arrastrar las piedras. En algunos momentos se podía ver con claridad como eran lanzadas al aire cuando las olas impactaban en el acantilado, de verdad algo impresionante. La niebla por momentos tapaba esas famosas paredes del fondo de la playa del Silencio. Y en esas condiciones cuando pones el polarizador al máximo el verde esmeralda del Cantábrico aparece en todo su esplendor. Sin duda alguna el color de la amenaza y no de la esperanza.
Os aconsejo pinchar sobre la foto para verla a mayor resolución en otra pestaña y después F11 si queréis verla a pantalla completa.
Canon 5DIII, Canon 16-35 mm f4L, ISO 50, CPL. Fusión manual de la luminancia de dos imágenes y procesado global en Lightroom