Como podéis daros cuenta quienes veis mi blog, en mis paisajes de Somiedo casi siempre aparece un elemento «humanizador» del paisaje, y lo hago porque en muy pocos sitios la integración humana con la naturaleza fue tan bella e intensa como en esta zona. Esta composición en absoluto es novedosa para mi, tengo muchas versiones acumuladas a lo largo de los años, alguna considerablemente más guapa que ésta. Recuerdo que mi primera «visión» de esta escena fue en un mes de Julio, junto al teito de la parte inferior derecha dos personas ordeñaban a sus vacas y en los prados del fondo se veía a gente segarlos. Me recordaba muchísimo algunas de las escenas de los pintores románticos (Delacroix, Constable ….) que pocos años antes había descubierto para un trabajo en el instituto. Esta composición tiene su historia. Una versión con los Albos totalmente nevados desde la pradera y con una luz tan roja como la del propio hayedo en ese otoño, hace cosa de 40 años me fue excluida de un «concurso fotográfico de montaña» (textualmente) por considerar que la introducción de ese teito de la derecha vulneraba la «filosofía» del mismo. Era obvio que nadie de aquel jurado jamás habían estado en esta zona que el propio teito delataba, ni visto la vida rural de entonces. Fue la primera y última vez que participé en un concurso fotográfico.
Os aconsejo pinchar sobre la foto para verla a mayor resolución en otra pestaña y después F11 si queréis verla a pantalla completa.
