Una tarde realmente agradable para pasear tranquilamente por el interior de este hayedo de Teverga, tan agradable que no fue hasta pasada una hora que me di cuenta que la mochila fotográfica estaba a mi espalda, jeje. Que relajante es pasear por el bosque. En realidad hoy no tenía ningún destino fijo, ni ninguna composición en mente. Así que una vez decidí regresar, ya llegando al final del atardecer, pensé que sería bueno hacer alguna foto y fijándome un poco vi separado del camino esta zona, con no mucha inclinación, muy guapa en mi opinión. A medida que me acercaba, cada vez más este tronco caído tenía aspecto de una oruga verde. Los últimos 45 minutos de vuelta al coche fueron prácticamente de noche, con la Luna creando claros y sombras y oyendo el continuo crujir de las hojas con mis pasos. Momentos para recordar.
Os aconsejo pinchar sobre la foto para verla a mayor resolución en otra pestaña y después F11 si queréis verla a pantalla completa.