Hay cosas que no por ser pequeñas dejan de ser bellas. Como este pequeño arroyo que sale del acantilado a pie de playa y en unos pocos metros su agua llega al mar. En realidad era tan pequeño que solo se veía porque su poco caudal hacía destacar el brillo del acantilado por donde caía.
Os aconsejo pinchar sobre la foto para verla a mayor resolución en otra pestaña y después F11 si queréis verla a pantalla completa.
Canon 5DIII, Canon 16-35 mm f4L, ISO 100, CPL. Procesado en Lightroom