Huyendo de las aglomeraciones de gente que estos días existen por los lugares más visitados de Asturias, mi mujer y yo decidimos hacer una pequeña visita al dolmen de Merillés en el concejo de Tineo. Como casi siempre a última hora decidí meter la cámara en la mochila «por si acaso», aunque realmente el día no estaba para fotos. Es una subida muy fácil y con bellas vistas sobre varios concejos asturianos. Nada más llegar captó mi atención esta visión, reflejo de la enorme evolución tecnológica ocurrida en unos 3500 años, antigüedad estimada de ese dolmen. Generación de energía que se envía a cientos de kilómetros de donde está soplando el viento y transporte a miles de metros de altitud, cuando en aquellos tiempos empezaban con el uso de la rueda en algunos lugares de nuestro planeta. Pero paradójicamente y por increíble que parezca, si nosotros desaparecieramos en un chasquido de dedos, en esos 3500 años prácticamente nada quedaría de esa huella tecnológica. No habría rastro de las bellas construcciones actuales de nuestras ciudades, las lomas de esas montañas volverían a estar libres de esos artilugios y los cielos como siempre estuvieron. Sin embargo, ahí están esas losas de piedra que representan la propia conciencia de la existencia de quienes lo construyeron desafiando al tiempo desde hace 3500 años …. y por mucho más tiempo.
Os aconsejo pinchar sobre la foto para verla a mayor resolución en otra pestaña y después F11 si queréis verla a pantalla completa.
Canon 5DIII, Canon 24-70 mm f4L, ISO 100, CPL. Procesado en Lightroom