Como tantas veces suele ocurrir por estas latitudes, un atardecer lluvioso totalmente monocromático fue el preludio de la llegada de la oscuridad. Este año el musgo que suele recubrir parte de estos acantilados ha sido muy escaso y además de color apagado. Nada que ver con otros años que adquiere un verde chillón, y concretamente de modo sobresaliente en esta playa. Así que busqué composiciones en las que resaltar más la forma geométrica del acantilado en vez de su color.
Os aconsejo pinchar sobre la foto para verla a mayor resolución en otra pestaña y después F11 si queréis verla a pantalla completa.
Canon 5DIII, Canon 16-35 f4L, ISO 50, CPL. Fusión manual de la luminancia de dos imágenes y procesado en Lightroom