Meterse dentro de las miles de cuevas que existen en las playas de la costa occidental asturiana y esperar a que el ojo se adapte un poco a la oscuridad, es sinónimo de descubrir un mundo de colores repartidos por las paredes del acantilado. No existe una enmarcación tan bella del mar y el cielo como estas cuevas naturales. De ayer con mi amigo Alister y Juanli.
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Canon 5DIII, Canon 16-35 mm f4L, ISO 50, CPL. Fusión manual de la luminancia de tres imágenes y procesado global en LightRoom
Eduard Marquès
5 Abr 2019La riqueza de rincones parece infinita, siempre eres capaz de sorprendernos con lugares y momentos preciosos
José Fernández
5 Abr 2019Esa tarde había una luz difusa preciosa que ayudaba mucho con el enorme rango dinámico que hay en la imagen. Un abrazo Eduard