En el pueblo donde nací desde el 15 de diciembre hasta el 10 de enero no entra el sol, las montañas de la parte sur lo ocultan en ese periodo. Así que cuando en el pueblo de al lado vienen días consecutivos de cielos despejados es para ellos una bendición, sin embargo para nosotros es un calvario. Lo normal en esos días es helada tras helada que se acumulan y convierten nuestro paisaje circundante en un manto totalmente blanco. Esto es lo que está pasando desde hace unos días y solamente ver el entorno sirve para meterte el frio en el cuerpo. Así que mejor forma de entrar en calor que agacharte y buscar en el mundo miniatura formas bonitas con esos pequeños cristales de hielo en la vegetación.
Os aconsejo pinchar sobre la foto para verla a mayor resolución en otra pestaña y después F11 si queréis verla a pantalla completa.
Canon 5DIII, Canon 105 mm f4L, ISO 400. Procesado global en LightRoom