En varias ocasiones había leido porque a los comoranes moñudos se les llama así, pero nunca los había visto como lo describian. Esta tarde en la cresta de esa roca triangular había varios a los que me pude acercar bastante sin que se asustaran, y efectivamente en dos de ellos se les veía perfectamente la cresta engalanada. Además la tarde no defraudó en cuanto a luces y color, todo ello con una agradable temperatura para ser el final del otoño. Aunque las luces fueron realmente bellas no era éste el lugar donde las quería, el oleaje no me dejó llegar a donde pretendía a pesar de que la marea era suficientemente baja. Cuando uno planifica escenas marinas mi experiencia me dice que el nivel de las olas es el factor predominante a la hora de conseguir tu imagen. Si uno está solo por estos remotos parajes nada se puede dejar al azar y si se quiere «anular» el azar lo mejor es no arriesgar. Esta tarde la mar estaba realmente «tonta» y algo me decía que era mejor dejarlo para otro día.
Os aconsejo pinchar sobre la foto para verla a mayor resolución en otra pestaña y después F11 si quereis verla a pantalla completa.
Canon 5DIII, Canon 17-40 mm f4L, ISO 50, CPL. Fusión manual de la luminancia de dos imágenes y procesado global en LightRoom